Vamos a suponer que a uno de nuestros legisladores cansado
de rascarse la barriga sin hacer mucho, se le ocurre crear una ley sancionando
con pena de cárcel a las personas infieles.
Supongamos también que tú eres un fiscal y a tu despacho llega
una señorita muy guapa, que inculpa a su ex enamorado de haberle adornado la
cabeza hace ya más de un año y que debido a esta situación vive en un cuadro
depresivo que le impide continuar con su vida normal. Ella se ha enterado por
los noticieros de la televisión sobre la nueva ley y pretende que mediante la
misma se sancione al Romeo infiel.
Tú, como buen servidor de la ley, sabes que lo correcto
sería sancionar al infiel por haber roto el corazón a tan guapa señorita, sin
embargo sabes también que en este caso no puedes hacer mucho, entonces te
sientas a conversar con ella y le explicas sobre la irretroactividad de la ley.
Irretroactividad de la ley
Llamamos irretroactividad a la imposibilidad de subsumir
ciertas situaciones que fueron realizadas cuando existían otras normas que
estaban vigentes al tiempo de su realización.
Un poco más de explicación
Entendemos que toda norma jurídica viene a ser la expresión de
un acto de voluntad, la cual implica una relación del momento de su creación y
un momento futuro en el que se hará efectivo; y que como principio general es
admitido que ésta no es retroactiva; ya que sería ilógico e irracional
pretender modificar el pasado con una norma legal, aspirando a regular
situaciones ya realizadas e imposibles de cambiar por mas normas que se creen. Entendamos
que no podemos imponer a nadie otro conocimiento jurídico más que el del
Derecho vigente.
Entonces y volviendo a nuestro ejemplo de la señorita
despechada, deberíamos explicarle que su entonces novio cometió infidelidad en
una época en la que aún no estaba sancionado penalmente, quizá si moralmente
pero no de manera penal y que la ley en el Perú normalmente entra en vigencia desde
el día siguiente de su publicación en el diario “El Peruano”; así que nuestro
consejo para ella sería que supere la mala experiencia y que un clavo saca a
otro clavo; pues como dice José José “ya lo pasado, pasado”.
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