domingo, 8 de mayo de 2016

Esclavitud antes y ahora

El otoño de 1780 en aguas del océano atlántico, un barco negrero llamado Zong, zarpó desde el puerto de Accra (ciudad portuaria de Ghana), el barco había sido diseñado para transportar alrededor de 193 esclavos, pero en esa ocasión transportaba 442; el destino final era la isla de Jamaica, donde iban a ser vendidos.

Después de abastecerse de agua potable, el Zong inició su viaje a través del océano Atlantico, después de algunas semanas de viaje y debido a los rigores del viaje, el hacinamiento y la desnutrición, más de 60 esclavos y varios marineros murieron, hasta el mismo capitán James Kelshall cayó enfermo, por lo que fue reemplazado por un asistente; así las cosas, la tripulación avistó las costas de Jamaica, pero erróneamente creyeron que se trataba de la isla “La Española”, por lo que el asistente del capitán ordenó que continuaran su viaje hacia el oeste, dejando atrás Jamaica.

Cuando se dieron cuenta de su error cuando ya estaban a más de 480 km de la isla a 10 o trece días de distancia y solo les quedaba agua potable para 4 días más.

Si los esclavos morían en la costa, los dueños del barco no recibirían compensaciones del seguro; de manera similar, si los esclavos morían de "muerte natural" en el mar, tampoco podrían cobrarlo. Pero si tiraban por la borda algunos esclavos para salvar el resto de la "carga" o al barco en sí, entonces podían reclamar el dinero del seguro bajo causa de una "avería general".

Es así como un nefasto 29 de noviembre, 54 mujeres y niños fueron arrojados al mar a través de las ventanas de las cabinas, luego el 1 de diciembre, 42 esclavos hombres fueron arrojados por la borda; en los días siguientes, les siguieron 36 esclavos, otros diez, a manera de desafío se arrojaron a sí mismos al mar.
Un esclavo, después de oír los alaridos de las víctimas que eran arrojadas al agua, pidió que se les negara comida y agua a los esclavos restantes en vez de arrojarlos al mar. La tripulación ignoró esta solicitud.

Si bien la esclavitud ha sido formalmente abolida y repudiada en todo el mundo, eso no significa que en nuestros tiempos no existan nuevas formas de esclavitud, en específico la trata de personas. Sin ir muy lejos, en la selva peruana, la minería ilegal no solo está generando destrucción en el medio ambiente, sino que también propicia el surgimiento de la prostitución infantil; un reportaje del canal británico Channel 4 News muestra como miles de hombres llegan a Puerto Maldonado en busca de trabajo, siguiéndoles cientos de mujeres que son enviadas por sus propias familias con falsas promesas de conseguir empleo, solo para terminar prostituyéndose en bares y prostíbulos clandestinos.
Asimismo, en la ciudad de Tumbes, una operación conjunta de la Fiscalía Especializada de Trata de Personas, la Segunda Fiscalía Mixta y la Policía Nacional permitió rescatar a una pareja de niños de 11 y 9 años que eran explotados, vendiendo golosinas para un desconocido que rápidamente se dio a la fuga; asimismo en la ciudad de Lima, agentes de la Dirección de Investigación de Trata de Personas intervinieron un club nocturno conocido como “el Olvido”, donde detuvieron a cuatro presuntos proxenetas y a 41 mujeres de distintas nacionalidades que se dedicaban a la prostitución clandestina.
El estado consciente de adecuar mejor la legislación para combatir este nuevo tipo de esclavitud promulgó el 12 de enero de 2007 la Ley N° 28950 – Ley contra la trata de personas y tráfico ilícito de inmigrantes, la misma que modificó los artículos 153° y 153°-A del Código Penal buscando de esta manera mejorar la puntería contra los modernos esclavistas, falta sin embargo aún persiste la necesidad de formar centros de alojamiento temporal para las víctimas del delito, así como también implementar planes de coordinación con el sector salud, para la asistencia integral tanto en saludo como en atención psicológica, y especialmente, aun no se ha logrado concretar un presupuesto mínimo para atender las necesidades urgentes de las víctimas en general.

Sobre este asunto (y como dijera Cesar Vallejo en la parte final del poema Los nueve monstruos) "hay, hermanos, muchísimo que hacer".
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario